domingo, 29 de marzo de 2015

Fieles católicos visitan a la Virgen de Chuina.

Como cada año  miles de fieles católicos visitan el poblado de Aquiles Serdán, Chuina, para poder agradecerle y pedirle algunas cosas a la virgen de Chuina, la cual aseguran nunca les ha fallado. Los devotos en su mayoría son provenientes del Estado de Yucatán aunque en los últimos años la fama de la virgen se ha expandido en toda la zona  del sureste mexicano y hoy en día se puede observar visitantes de otras entidades como Quintana Roo, Tabasco y Chiapas.


Los fieles hacen una larga fila para poder tocar, ver, y acariciar a la Virgen, quien con una mirada casi angelical los contempla, una de las partes más emocionantes de la misa es cuando algunas mujeres derraman una lagrima después de tocar el manto sagrado  de la virgen.  “No importa esperar bajo el sol, lo que yo quiero es ver a la virgencita y agradecerle por su bendición en mi familia”.  Asegura la señora Manuela López, originaria de Tabasco y quien lleva más de 20 años visitando a la virgen.

 


Luego de subir a la iglesia “Nuestra señora de los Dolores”, los creyentes se van a bañar a la laguna para  poder renovarse en su vida espiritual. Por ser la laguna donde según la leyenda apareció la virgen, muchos creen que es sagrada y el agua esta bendita y es por ello que algunas personas hacen todo lo posible para poder tener un poco del agua, tal como la señora María Cruz, quien pidió a unos niños que le mojaran su toalla y poder exprimirla sobre su cuerpo, ya que por su avanzada edad no puede entrar a la laguna.
 
 

 

Algunas personas encienden veladoras alrededor de la iglesia para pedir por sus familiares y amigos, entre las peticiones más solicitadas se encuentra la salud y la felicidad, las lágrimas que derraman los fieles hacen estremecer a cualquiera y sin duda alguna comprueban el dicho “la fe mueve montañas”. Pues algunas historias  de vida y devoción son realmente extraordinarias.


Al subir a lo más alto del cerro se puede observar veladoras, cartas, mantas, ropa, y muchos objetos personales que las personas dejan para que la virgen los pueda ayudar y seguir bendiciendo. Las horas pasan en el recorrido por aquel pequeño poblado y la hora de partir es inevitable pero todos se van con la promesa de regresar el próximo año.
Por: Yair Rodriguez.

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